Encontrar un timbrado macho que transmita genética positiva, independientemente de la hembra con la cual se acople, es una tarea complicada. Hay pocos machos reproductores con esta capacidad, cuesta encontrarlos - también interviene el factor suerte-, tener la habilidad de saber detectarlos y, una vez detectados, utilizarlos convenientemente.
El año anterior tuve la fortuna de poder hacerme con este magnífico ejemplar, con planilla de 96 puntos y cualificado por el juez Moisés Pérez como "excepcional". Y cuando lo escuché -antes de adquirirlo, evidentemente, no meto nada en mi aviario sin haberlo escuchado, contrastado y tener pleno convencimiento, que no certeza ni seguridad -esto no existe en canaricultura- que sumará- no tuve la más mínima duda que la cualificación era adecuada y procedente. Lo utilicé en el 2020 como reproductor y maestro. Dió unos hijos de extraordinaria calidad, a mi modesto entender, entre ellos el anilla 1627/2020. Lo determinante, digo para constatar su capacidad de transmisión de genética positiva, fué que acoplé las mismas hembras con otros machos y se notó mucho, la diferencia en la calidad de los ejemplares hijos de este verde anilla 40/2019 frente a sus hermanastros, especialmente en cuanto al repertorio. Un ejemplar para crear una línea de canto, una saga, una dinastía.
Y, constatada esta facultad de transmisión, esta temporada he utilizado, cabe sobre utilizado, este macho como "pal de paller" reproductor preferente. Lo he acoplado con cinco hembras diferentes y ha dado la sorprendente cifra de 27 hijos. Cuando lo he constatado en mi registro general de cría, no daba crédito, he tenido que verificarlo. La mitad de los ejemplares del 2021 son hijos de este macho verde. Espero pueda haber alguno meritorio.
No soy de poner apodos a los pájaros pero a este reproductor le voy a llamar "El Sultán". Menudo harén que se ha montado.
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