Visita desde Bélgica

 En 2019, que pronto denominaremos año 1 a.p. (antes de la pandemia), recibí la primera visita del timbradista belga Wim Corens y su pareja. Fué una visita corta, pero seleccionó un magnífico ejemplar, el gris anilla 14/2019. En el 2020, año 0 de la pandemia, le envié unas parejas directamente a su domicilio cerca de Gantes y esta temporada me ha visitado de nuevo personalmente, lo cual me ha complacido gratamente.  A lo largo de este tiempo hemos ido consolidando una buena relación que ha devenido en franca amistad. Hablamos el mismo lenguaje: el de los apasionados por los pájaros y, aunque él es flamenco belga y yo catalán español, utilizamos el francés como lengua vehicular. 

Buena gente, muy educado y cortés, Wim es de estos criadores que desde muy niños empezó a criar pájaros. Y ha sacado adelante un poco de todo: fauna europea, exóticos, psitácidas, hasta llegar estos últimos años a los timbrados que cría en un envidiable aviario de 60 metros cuadrados con cámaras y alarma. Es nuestro timbrado una raza fácil de criar pero muy difícil de educar. Más difícil aún en Bélgica, sin la ayuda de otros timbradistas, y con la dificultad del idioma para contactar con timbradistas españoles a los que consultar. Y Wim, que tiene ejemplares con inmejorable genética, en este aspecto -digo el de la educación- no ha parado de preguntar, y preguntar. Y yo, complacido de responderle, de aclararle hasta la más mínima duda, enseñarle -en la modestia de mis conocimientos- cómo educar los noveles y llegar a obtener adultos con canto meritorio. Seguro lo va a conseguir. 

Magnífica mañana, hemos desayunado juntos e intercambiado regalos (cerveza y bombones belgas por vino de Rioja y moscatel del país), escuchado timbrados, dialogado extensamente de diferentes ámbitos y compartido conocimientos. Hasta la próxima Wim, en mi casa o en la tuya en Bélgica. El mundo es muy pequeño y lo mejor es llevarnos todos bien. Y personas como tú lo hacen muy sencillo.