jueves, 15 de agosto de 2024

El timbrado medio ciego

 

Cuando saltó del nido este timbrado isabela anilla 8/2024, me dí cuenta que el animalito tenía una anomalía en el ojo izquierdo. Éste estaba cubierto por un velo grisáceo, como si de unas cataratas se trataran. Soy totalmente negado para la detección de enfermedades, un punto débil que tengo como criador. Y era la primera vez que me encontraba con un problema de este tipo. Pensé, en mi ignorancia, que podría tratarse de una herida durante su estancia en el nido provocada, tal vez por sus padres o algunos de sus hermanos, con la uña o el pico. Incluso, al no detectar sangre o rasguños, no descarté una afección genética o similar. 
Hijo de la pareja 7/2024, el timbrado isabelo plata lo separé junto a sus hermanos en una jaula de metro. Al poco de separarlo, empezó a repasar. Macho fijo. Y lo volví a separar en uno de los voladeros de dos metros junto a los otros noveles machos de mi línea isabela y los maestros para que completara su desrrollo y educación. El mismo emplazamiento donde sigue ahora y desde el cual he tomado las imágenes que ilustran este artículo. 
Sigo con especial interés la evolución de este ejemplar, siento una gran compasión por él. La afectación que padece lo mantiene constantemente desorientado. Gira la cabeza en todos los sentidos, se mantiene estático posado en un palo, realiza los mínimos desplazamientos y su desarrollo físico se ha visto notablemente mermado. Padece un problema significativo de crecimiento, es como un tercio más pequeño en tamaño que sus hermosos hermanos y hermanas -me gustan los timbrados de buen tamaño, especialmente las hembras, que sean grandes y gordotas. Interpreto que, al tener la visión reducida, no se atreve a volar dentro del voladero. Y esto ha menguado su físico. Además significar que, cuando relleno comederos, bizcocheras o lechugueras, pierde todas las riñas por alcanzar la comida con sus compañeros de jaulón. Es el último en comer. Me dá mucha tristeza verlo, pobrecito, esperando que acaben de comer los demás para alimentarse. Y tengo ciertos remordimientos de conciencia por no haber actuado en su momento, al destetarlo. No pensaba que podría acabar así, tan desplazado. Ni lo pensaba ni volverá a ocurrir. 


 ¿El futuro del timbrado medio ciego? De tanto en tanto arranca a cantar, tiene buena voz. Eso sí, los repasos son cortos, carecen del vigor y la potencia característicos de esta raza de canarios de canto. Hay que esperar a Octubre para ver cómo evoluciona, aunque pinta mal el asunto. Prácticamente está descartado para concursos -los concursos hoy día son auténticas competiciones donde sólo tienen cabida ejemplares en plenitud física-, aunque tengo una remota esperanza que me sorprenda con su canto. Corren leyendas en este sentido, de extraordinarios cantores ciegos. Difícil lo veo que ocurra este factor sorpresa, hay que ser realista. Por más que uno tenga un carácter positivo las cosas son como son y el pájaro es como es. Lo más seguro que en Octubre lo regale a una de las abuelitas de mi pueblo para que le haga buena compañía. Me aseguraré de que esté muy bien cuidado, sobre todo. 




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