jueves, 26 de marzo de 2020

El roce hace el cariño

El rechazo de la hembra hacia el macho que le hemos seleccionado como reproductor es  un hecho relativamente frecuente en las parejas de canarios. Esta temporada, sin ir más lejos, he tenido dos parejas, entre las ocho reproductoras que me ocupan, con este problema. En una no he encontrado solución. Sí con la pareja protagonista de este artículo. 50% de éxito. Siempre positivo, nunca negativo decía el entrenador Van Gal. 
Es costumbre introducir el macho en la jaula de cría cuando la hembra manifiesta señales claras de celo y ha empezado a fabricar el nido. Con la hembra bien encelada y el macho bien dispuesto para el apareamiento -los machos siempre están dispuestos, a no ser que tengan alguna patología oculta o evidente- de común al introducir el macho dentro de la jaula se produce la cópula. A veces de inmediato, a veces tardan más. 


No fué así con esta hembra amarilla pía, que rechazó por activa y por pasiva el cortejo del precioso macho blanco que le tenía destinado como consorte. Peor aún, nada más meter el macho dentro de la jaula de cría, la hembra adoptaba una actitud agresiva, arqueando el cuerpo, bajando las alas y abriendo el pico. A la que el pobre macho se le acercaba, la timbrada iniciaba una pelea enérgica, virulenta, feroz, incluso persiguiéndolo con las alas abatidas y el pico abierto. Evidentemente, esta atípica conducta me obligaba a extraer el frustrado reproductor de la jaula para evitarle heridas. Decir que el macho, durante esos días, se acopló con otras dos hembras con total normalidad. Decir que probé durante varios días el acoplamiento, desde luego realizando un seguimiento visual constante, sin que variara la respuesta de la malograda reproductora. Decir también que la hembra estaba en celo, el nido en fabricación y pasados unos días realizó una puesta de 5 huevos infecundos. ¿Motivos del rechazo? Sinceramente no lo sé con exactitud. Solicité asesoramiento y las respuestas de los compañeros gurús canaricultores son varias y diferentes, cabe inconexas o contradictorias. Sí que está claro que la hembra estaba en celo y culminó una puesta infecunda, luego ¿Por qué no aceptó el macho? Un timbrado blanco precioso con un canto que enamora.  


Aunque la historia ha tenido un final feliz, ahora te lo explico que tanto la trama como el desenlace no tienen desperdicio. Consulté con los expertos que me asesoran (soy persona que me gusta pedir opiniones, escuchar, aprender) y, tras prestar atención a diversas propuestas de solución al problema de la hembra displicente, decidí dejarla unos días en el nido incubando los huevos hueros para no cortarle la fiebre reproductora. A continuación retiré el nido, le suministré unas vitaminas, comida abundante y variada, pasta de cría y baños frecuentes entre otros mimos y cuidados. Vamos que sólo le faltaba solarium y masaje a la hembrita. Pasaron unos pocos días más y, bien reposada beguin the beguine, volver a empezar. Pero esta vez a la que inició la fabricación del nido cambié de táctica: puse el macho visible separado con una rejilla. Y, sorpresa, a los dos o tres días los observé encariñados, dándose el pico y pasándose comidita cual pareja de enamorados. El roce hace el cariño. 



Finalmente, hoy 25 de marzo del 2020 día 11 del confinamiento, me ha alegrado sobremanera ver los 5 pichones de esta nidada recién nacidos. Con tanta dedicación como he prestado a esta pareja espero y deseo que, si sale algún macho, pueda ofrecer un canto meritorio que me compense de tantas dificultades que he pasado con sus padres. 


TIENDA PESCA ONLINE

Pineta España

Tienda Online

Tienda Online