domingo, 6 de febrero de 2022

¿Cuál es la decisión del Rey?

 Año tras año, después de la sobremesa de Navidad, la familia nos sentamos a ver la serie completa del Señor de los Anillos. Entre la tarde de Navidad y la de San Esteban nos vemos las tres películas. Y han quedado almacenadas en la memoria de "los Pelegrines" algunas frases lapidarias de la película. Frases que repetimos a lo largo del año en diferentes escenarios y situaciones. Una de estas frases, ¿Cuál es la decisión del Rey? me ha parecido adecuada para titular este escrito. Valga el preámbulo y sea mejor su desarrollo. 


El desarrollo versa sobre la elección de los reproductores. Hay para escribir una enciclopedia sobre el tema. Aunque por estas fechas de principios de Febrero algunos compañeros ya tienen pollos emplumados, muchos aún están eligiendo machos y hembras con los que formar las parejas. Difícil ejercicio este. Se plantean muchas cuestiones diversas a responder. Si bien, la respuesta a una pregunta inicial nos va a dar la solución, o el principio de la solución al menos: ¿Cuál es el objetivo que se desea conseguir con los apareamientos? ¿Mejorar voces? ¿Incrementar el repertorio? ¿Introducir alguna nota particular? ¿Continuar como se está? ¿Iniciar una línea nueva? Cada criador debe preguntarse y responderse a sí mismo estas y otras preguntas, en particular la del objetivo que persigue ver cumplido con los descendientes de los reproductores que elija. 
Me remonto al mes de Octubre -durante el enjaule de los timbrados noveles- para situar en el tiempo el momento que empiezo a seleccionar los reproductores. Seleccionar mentalmente, todo está por hacer aún. Los primeros cantos dentro de las jaulas de canto ya nos van aportar información válida. Siempre hay uno o varios ejemplares que destacan, sobre los que fijamos el ojo y agudizamos el oído. Hay que conservar sus hermanas, a capa y espada, contra viento y marea y negar cualquier cesión hasta al mismísimo Papa de Roma. Sé que es cierto que los voladeros están llenos en esta época, el canaricultor tiene ganas de sacar ejemplares, aliviar su trabajo y reducir el consumo de productos ornitológicos. Pero hay que mantener en el aviario, sí o sí, las hermanas de los mejores ejemplares. Habrá tiempo para cederlas. Normalmente conservo mínimo una hembra de cada nidada como futura reproductora. Y si detecto que una pareja ha dado muy buenos hijos, lo mismo: conservo como oro en paño a los padres. 
Avanzan Noviembre y Diciembre, los machos noveles cierran el canto, han participado en concursos, el timbradista tiene su propia opinión y la de los jueces y compañeros. Están todas las cartas encima de la mesa. También durante la época de concursos es cuando se presentan las oportunidades de adquirir -si es verdaderamente necesario y suma- algún ejemplar nuevo. Finalizados los concursos, a finales de Diciembre, es el momento de que el Rey decida. ¿Cómo tomar la decisión? 


Cada maestrillo tiene su librillo, el refrán es válido. Personalmente, en mi aviario busco homogeneidad y equilibrio, voces limpias, armonía y repertorio lo más amplio posible. Con estas premisas, empiezo a escuchar y ver tanto como puedo. Grabo vídeos de los machos, de los cuales conservo un archivo donde ir escuchándolos. Observo a sus hermanas -mimo a las hembras incluso más que a los machos- para seleccionar aquellas en perfectas condiciones físicas. Me gustan las hembras grandes (las palomas), rollizas, de pecho ancho. Tomo muchas notas, como las que ilustran este artículo. Pregunto a compañeros, me replanteo parejas. Selecciono buscando el equilibrio: machos metálicos con hembras huecas, ejemplares rápidos con hembras lentas, machos con amplio repertorio con hermanas de pájaros con buena voz pero con menos repertorio. Equilibrar, sumar, complementar. Cada año me equivoco, errare humanum est

Si fuera yo capaz de conseguir
Tenerte alguna vez entretenido
Hacerte por lo menos sonreír
Prometo estarte agradecido





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