domingo, 29 de noviembre de 2020

Trasmisores de Emociones

¿Por qué criamos canarios timbrados? Hay tantas respuestas como criadores. Hoy que estoy en plan filósofo, quiero dar respuesta a la misión del timbradista. Llaman misión las escuelas de negocios a la causa de ser de la empresa y su propósito primordial. Extrapolado el término misión al modesto criador aficionado a los canarios de canto, se derivan múltiples respuestas. Sin embargo, hay una respuesta común y coincidente: el canario timbrado español transmite emociones positivas, tantas y variadas como personas escuchen un ejemplar cantando. Luego, ¿Se puede definir a los criadores de canarios timbrados como transmisores de emociones? Sin duda. Tenemos la capacidad de criar y educar ejemplares cuyo canto es capaz de transportar a otras personas hacia espacios reconfortantes. Por ejemplo, hacerles recordar el bienestar que transmite un paseo por el campo una tarde de primavera, el canto de un ruiseñor a la orilla de un río, fringílidos cantando una mañana de otoño en unos arbustos, o regresar a su infancia en aquel patio de la casa de sus abuelos donde siempre cantaban unos canarios. 



Y esta capacidad de criar y educar ejemplares con estas características tan especiales, debemos ponerla en valor. Evidentemente no un valor económico, sí un valor emocional como fundamento y razón de ser de nuestra afición. A través de la difusión de nuestros ejemplares, los timbradistas estamos contribuyendo a mejorar el bienestar de muchas personas a lo largo del año. Efectivamente, son muchos a quienes escuchar día a día el canto de un canario les mejora su equilibrio emocional. Un equilibrio tan necesario en los tiempos que corren y en una sociedad individualizada, despersonalizada y egocéntrica como la actual. En la que además, se está perdiendo el necesario contacto con espacios naturales. Mejorar mis canarios año tras año para transmitir emociones, aportar bienestar y ayudar a los demás. Estas son mis misiones como modesto canaricultor de canarios de canto.  

El artículo se lo dedico a Juan Ramón Rivera, buen timbradista y mejor persona. "Riverita" lleva algunas tardes sus timbrados al asilo para que los escuchen las abuelitas residentes. El video que me pasó, el ver a las señoras mayores absortas, relajadas y tranquilas escuchando los pajaritos, me llegó al corazón. Esas señoras me recordaron a mi madre cuando venía a casa y siempre pasaba un rato en el aviario escuchando mis pájaros. 



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