lunes, 7 de noviembre de 2022

Timbradistas de poca fé

 Anda una parte del colectivo timbradista ocupado -la mayoría- y preocupado -bastantes- escuchando y valorando los machos enjaulados. En esta época la suerte está echada, lo que se escucha es lo que hay. Para bien o para mal. El timbradista, especialmente el recién llegado, es un lloraduelos, un ser inconformista que tiende a pensar que sus pájaros no son buenos, que no han cogido esos floreos tan delicados, que cierran demasiado los timbres, que les falta o les sobra voz, que no separan bien los giros, que han quedado cortos de repertorio,... Y así, mil y una preocupaciones de este tipo que tienen a nuestro hombre desconsolado, afligido, desorientado. Y dan lugar a conversaciones divertidas. 


Este estado de abatimiento -en el carácter ibérico y/o católico domina el pesimismo- se agrava incluso cuando al desconcertado timbradista, se le bombardea el teléfono con videos de whassaap, facebook, o instagram de compañeros con los pájaros a "tutipleni" (son de los "adelantaos", los de quienes el día de Navidad ya tienen pollos emplumados y, si por ellos fuera, empezarían los concursos  en Agosto) vaciando el repertorio de la planilla y más. Y este estado de abatimiento, llega a su punto culminante cuando empieza a recibir en el whassapp planillas con 94 y 95 puntos de los primeros concursos. 

Paciencia y lógica positiva. Cabe considerar que el criador siempre escucha sus mismos pájaros y, al escuchar otros timbrados diferentes y buenos -nadie, por más tonto que sea, cuelga un lote malo en los grupos- se fija en esos floreos tan particulares, esas aguas lentas tan deseadas, esas conjuntas tan bien pronunciadas,... y cree que sus pájaros no tienen el nivel adecuado o deseado. Desengáñate, el timbrado perfecto no existe. Ni existirá. A partir de aquí a trabajar con lo que hay en casa y atento por si hay que mejorarlo con criterio y acierto. 



Al loro, que no estamos tan mal, dijo el Laporta. Y es así, joder. Que nos ahogamos en un vaso de agua. Repito que hay que tener paciencia, aunque yo tengo muy poca y soy mal ejemplo. A los pájaros, culminado el proceso de enjaule y, una vez han cerrado el canto, hay que darles mesa y pasearlos. Dejarles que desarrollen su canto por completo y que saquen todo lo que llevan dentro. A partir de este momento es cuando el canaricultor de canto puede y debe hacer una primera valoración objetiva, precisa  y concreta de sus pájaros. Qué dicen y cómo lo dicen. 


Y si hay que pedir asesoramiento a compañeros y/o expertos, se pide. De aquí lo de valoración objetiva en contraposición a una valoración subjetiva viciada por la propia tendencia personal. Cada uno debe saber lo que tiene en su casa y, sabido y valorado, actuar en consecuencia. No siempre lo de los demás es mejor ni buscar soluciones rápidas a golpe de billetera. Menos aún ahora, a principios de Noviembre, cuando todo está por hacer y los timbrados deben pasar la etapa de los concursos. Esta afición es una carrera de fondo, paciencia. 

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