No son habituales estas posturas tan prolíficas y las pocas experiencias que he tenido anteriormente han acabado como el rosario de la aurora. Es bonito ver ocho huevos dentro de un nido, eso sí. Pero una postura tan abultada genera más problemas que beneficios y llegar a sacar ocho pájaros adultos de una misma nidada poco probable aún con ayuda del macho o embuchando a mano los pichones. Creo recordar -tengo una memoria pésima- que el timbradista madrileño Miguel Angel Paniagua llevó a buen fin una nidada de ocho o nueve. En el caso que expongo aquí no será posible, tras haber revisado hoy los huevos (la linterna del móvil va de cine para esta función digo como ovoscopio) de esta postura he comprobado que la mitad son hueros. Le he propuesto a mi mujer hacer tortilla de canario con los cuatro huevos no fecundados, pero me ha mirado mal y no he insistido.
Ahora toca esperar unos días que esta fina hembra isabela plata acabe de completar la incubación correctamente y nazcan los cuatro supervivientes de esta nidada. Que saldrán seguro isabelas o brunos -cada cual que les denomine como quiera, yo les digo isabelas si son hembras e isabelos si son machos- porque el macho es un bonito isabelo oro.
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