La temporada de cría es la mejor época del año para el canaricultor. La primavera del aficionado transcurre rápido, es un tiempo relativamente breve lleno de emociones: seleccionar los reproductores, alimentarlos bien, ubicar las hembras en las jaulas de cría, prepararlas adecuadamente, poner los nidos, ver cómo, prestas y diligentes, los rellenan de pelote, poner los machos y ser testigo del momento mágico de la fecundación cuando una vida empieza a crearse. Los primeros huevos, la tensa espera de los 5 días para comprobar que están fecundados, la más larga espera de los 13 días para ver nacer los pichones. Anillarlos, verlos saltar del nido, verlos alimentarse por sí mismos y, finalmente, como culminación de todo el proceso, la enorme satisfacción de admirarlos ya independientes en los amplios voladeros con toda una vida por delante.
El canaricultor asume temporada tras temporada una elevada responsabilidad, se transforma en un gestor de nuevas vidas. El aficionado juicioso y motivado persigue, con su altruista empeño derivado de su entusiasmo por la vida animal, generar ejemplares cada vez mejores. Alberga el íntimo deseo de obtener canarios cualitativamente superiores a sus padres, los reproductores que metódicamente ha seleccionado y preparado. Y sabe que no es fácil, pocos serán los pichones que llegarán a cumplir las elevadas expectativas autoimpuestas por el exigente criterio de nuestro hombre o mujer.
M'ha encantat aquest post sobre la millor època de l'any a Girona! La descripció és excel·lent i les recomanacions són molt útils. Gràcies per compartir!
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