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miércoles, 17 de febrero de 2016

Adelantada la temporada de cría.

Que hay un cambio climático y que el tiempo está loco estamos hartos de escucharlo. Y tal vez haya algo de razón en esto. Es una realidad que llevamos 90 días sin que haya caido una gota de agua y con un invierno anormalmente cálido con temperaturas que se acercan a las primaverales. Estos factores y la claras evidencias de la disposición de las hembras al apareamiento me animó a juntar las parejas bastante antes de lo habitual, en la temprana e inusual fecha del 24 de Enero. Aproximadamente unas tres semanas antes que en años anteriores. También influye el adelanto que por mi actividad laboral a partir de Mayo estoy muy ocupado y prefiero avanzar tanto como es posible el apareamiento pues así dispongo de tiempo para atender parejas y pichones con la debida dedicación. Además el adelantar la postura me permitirá -espero- poder llevar a cabo una tercera puesta con algunos ejemplares concretos y/o efectuar algunas pruebas con parejas diferentes. En todo aviario tiene que haber un departamento de I+D (investigación más desarrollo por si alguno no pilla lo de I+D). Cierto que me he sentido extraño, como si hiciera algo mal hecho o actuara contra natura pero la decisión de iniciar antes de tiempo considero que ha sido acertada, y los resultados me dan la razón. Hago constar que mis pájaros viven, y muy bien por cierto por lo que aprecio, en un apartado del garaje bajo una claraboya con luz natural y ayudados con luz artificial debidamente regulada. 


Este año he puesto nueve parejas, una menos que el año anterior. Busco sobre todo fijar mi propia linea, centrar los esfuerzos en los canarios que me gustan. Repito con dos parejas dados los buenos resultados obtenidos por sus descendientes el año anterior y, el resto de parejas, básicamente están formadas por ejemplares nacidos en mi aviario salvo dos machos muy de mi gusto que incorporo nuevos y una hembra cuyo hermano cantaba como los ángeles. Espero que sus hijos se le parezcan. Bueno, que ya me estoy enrollando. Decía unas líneas más arriba que los resultados me dan la razón y es así con datos objetivos. De las nueve parejas apareadas el 24 de Enero a fecha de hoy 16 de Febrero siete ya han completado la primera puesta con un total de 38 huevos y una media de 5.43 huevos/pareja que está más que bien. 


La felicidad no puede ser completa. Una hembra rechazó sin contemplaciones y se peleó - la teníais que haber visto, qué mala leche gasta  la mala p... era entrar un macho en la jaula y empezar a gruñir- con los dos novios que le puse. Comportamiento extraño el de esta bonita isabela. Hizo el nido con normalidad, se metía en él y parecía presta a poner. En definitiva, todas las señales correctas  pero era acercarle un macho dentro de la jaula, incluso con rejilla y se abalanzaba sobre él con una violencia inusitada mostrando un total rechazo hacia el mismo. ¿Será lesbiana? Sin embargo, aprecié que puso huevos de celo e inició con total dedicación la incubación de los mismos sin pisar, con lo que la he utilizado de nodriza. Y una segunda hembra ha ido ciertamente muy retrasada aunque esta última semana sí ha iniciado la construcción del nido y ha sido debida y reiteradamente fecundada por el macho asignado, que es lo que procede. A ver qué será, ahora vienen unos tres meses de trabajo constante con total dedicación. Ya os iré diciendo el qué. A finales de esta semana ya espero descendencia. Bueno, vamos hablando que es tarde y mañana hay que ir a trabajar. 




lunes, 23 de marzo de 2015

La Mala Madre y el Buen Padre

En la canaricultura no procede personalizar, los pájaros tienen unos comportamientos diferentes a los de la especie humana. Esto es cierto, como también es cierto que determinados comportamientos básicos de los canarios presentan semejanzas, parecidos y correlaciones con el comportamiento de las personas. Entre estos comportamientos está la entrega incondicional de toda madre a sus hijos. No hay malas madres, todo lo contrario. No es el caso de esta preciosa hembra pía, bonita timbrada fina de rústico color pardo amarillo. Puedo afirmar sin paliativos que es una mala madre, y explicaré el por qué de esta dura y categórica afirmación. 

Bonita hembra timbrada, tan bonita como mala madre. 
Realizó una puesta de 5 huevos todos fecundados que nacieron con puntualidad a los 13 días de haber empezado la incubación. El comportamiento en el nido durante la incubación fue correcto y, a pesar de ser una hembra arisca y asustizada, de las que se alteran a la mínima que alguien se acerca a la jaula, su conducta varió y permanecía impasible, sin levantarse del nido aún cuando me aproximaba a la jaula o quería inspeccionar la puesta. El macho, qué gran macho, un precioso ejemplar de 93 puntos premiado en el Concurso de l'Hospitalet 2014, alimentaba a la hembra en el nido. Hasta aquí todo bien, la pareja 7A estaba sincronizada, actuaba de modo adecuado. 

El buen padre, conducta ejemplar de este timbrado español
que ha asumido la responsabilidad de alimentar la nidada ante la pasividad de  la hembra. 
Nacieron todos lo pichones pero la anormal conducta del macho me alertó. Hurgaba dentro del nido, forzaba que la hembra se alzara y parecía que picoteaba a los recién nacidos. Este proceder era constante y reiterado. Temía que el padre quisiera matar a los pequeños pues normalmente durante los primeros días de vida es la hembra la que se encarga diría que por entero de alimentar a los pichones. El macho todo lo más lleva comida a la hembra y es ésta la que la reparte entre sus hijos. Cuando éstos están más crecidos ambos contribuyen solidariamente a llenar los buches de los siempre hambrientos noveles. Mi preocupación iba en aumento pero las inspecciones del nido confirmaban un buen crecimiento de los pichones siendo así que hasta les traspasé un pichón procedente de otra pareja en la seguridad de que lo adoptarían.  

Imagen de la pareja 7A en primer plano la hembra, la "Mala Madre"
Hasta que descubrí la verdad, que no era otra que estaba ante una mala madre que desde el nacimiento se despreocupó por entero de alimentar a sus hijos. En los 15 días de vida de los pichones no la he visto ni una sola vez alimentar a sus hijos. Y a la que les apuntaron los primeros cañones a los pichones, salió del nido y, ausente, vaga por la jaula piando, como si el alimentar a sus hijos no fuera con ella. He tenido suerte de contar con este macho, el buen padre, que ha salvado la nidada. 

La nidada en perfecto estado 5 canarios de la pareja 7A y 1 "adoptado" de la pareja 1A
Tengo preguntas sobre el anormal, diría que excepcional, comportamiento de esta timbrada. Resulta muy extraño su despreocupación en una función esencial para la supervivencia de su prole. Está perfecta de salud, vivaz y saltarina. ¿Por qué esta conducta? ¿Qué motivos justifican tal negligencia? ¿Hay algún psicólogo especializado en timbrados? Me gustaría contar con vuestra colaboración en forma de opiniones, la sección de comentarios espera vuestras aportaciones.  




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