El roce hace el cariño

El rechazo de la hembra hacia el macho que le hemos seleccionado como reproductor es  un hecho relativamente frecuente en las parejas de canarios. Esta temporada, sin ir más lejos, he tenido dos parejas, entre las ocho reproductoras que me ocupan, con este problema. En una no he encontrado solución. Sí con la pareja protagonista de este artículo. 50% de éxito. Siempre positivo, nunca negativo decía el entrenador Van Gal. 

Es costumbre introducir el macho en la jaula de cría cuando la hembra manifiesta señales claras de celo y ha empezado a fabricar el nido. Con la hembra bien encelada y el macho bien dispuesto para el apareamiento -los machos siempre están dispuestos, a no ser que tengan alguna patología oculta o evidente- de común al introducir el macho dentro de la jaula se produce la cópula. A veces de inmediato, a veces tardan más. 

No fué así con esta hembra amarilla pía, que rechazó por activa y por pasiva el cortejo del precioso macho blanco que le tenía destinado como consorte. Peor aún, nada más meter el macho dentro de la jaula de cría, la hembra adoptaba una actitud agresiva, arqueando el cuerpo, bajando las alas y abriendo el pico. A la que el pobre macho se le acercaba, la timbrada iniciaba una pelea enérgica, virulenta, feroz, incluso persiguiéndolo con las alas abatidas y el pico abierto. Evidentemente, esta atípica conducta me obligaba a extraer el frustrado reproductor de la jaula para evitarle heridas. Decir que el macho, durante esos días, se acopló con otras dos hembras con total normalidad. Decir que probé durante varios días el acoplamiento, desde luego realizando un seguimiento visual constante, sin que variara la respuesta de la malograda reproductora. Decir también que la hembra estaba en celo, el nido en fabricación y pasados unos días realizó una puesta de 5 huevos infecundos. ¿Motivos del rechazo? Sinceramente no lo sé con exactitud. Solicité asesoramiento y las respuestas de los compañeros gurús canaricultores son varias y diferentes, cabe inconexas o contradictorias. Sí que está claro que la hembra estaba en celo y culminó una puesta infecunda, luego ¿Por qué no aceptó el macho? Un timbrado blanco precioso con un canto que enamora.  

Aunque la historia ha tenido un final feliz, ahora te lo explico que tanto la trama como el desenlace no tienen desperdicio. Consulté con los expertos que me asesoran (soy persona que me gusta pedir opiniones, escuchar, aprender) y, tras prestar atención a diversas propuestas de solución al problema de la hembra displicente, decidí dejarla unos días en el nido incubando los huevos hueros para no cortarle la fiebre reproductora. A continuación retiré el nido, le suministré unas vitaminas, comida abundante y variada, pasta de cría y baños frecuentes entre otros mimos y cuidados. Vamos que sólo le faltaba solarium y masaje a la hembrita. Pasaron unos pocos días más y, bien reposada beguin the beguine, volver a empezar. Pero esta vez a la que inició la fabricación del nido cambié de táctica: puse el macho visible separado con una rejilla. Y, sorpresa, a los dos o tres días los observé encariñados, dándose el pico y pasándose comidita cual pareja de enamorados. El roce hace el cariño. 

Finalmente, hoy 25 de marzo del 2020 día 11 del confinamiento, me ha alegrado sobremanera ver los 5 pichones de esta nidada recién nacidos. Con tanta dedicación como he prestado a esta pareja espero y deseo que, si sale algún macho, pueda ofrecer un canto meritorio que me compense de tantas dificultades que he pasado con sus padres. 

Timbrados maestros y reproductores

En razas de canto lo ideal es disponer de una zona para la cría y otra zona, separada de la anterior, para la educación. Tanto si se educa con cd o como con maestro. Aislados en su sala  "monasterio" los maestros no se encelan al escuchar los otros machos y hembras reproductoras y mantienen sus propiedades canoras íntegras. Este sistema -reproductores y maestros en zonas separadas- es lo mejor, lo más adecuado para obtener buenos pájaros de canto. Si bien, por motivos de espacio disponible, de conveniencia o simplemente económicos muchos aficionados disponen del mismo espacio para la reproducción y la educación. Aquí es donde quería llegar: los machos reproductores y maestros son los mismos canarios. A la vez padres y educadores. ¿Cómo conseguir que cumplan con ambos cometidos sin que se alteren o modifiquen sus facultades canoras? Sigue leyendo que te lo explico, comprobarás que es sencillo. Bueno, no tanto. Y perfecto tampoco, que se trata de canarios timbrados.

 

La prioridad es que el macho educador trocado de reproductor con el celo conserve el máximo potencial y variedad en su canto. Para conseguir este objetivo -digo la conservación de su canto, que por algo lo hemos seleccionado o pagado una pasta por él- debe estar el mínimo tiempo posible con las hembras. Idóneo que sólo entre dentro de la jaula para pisar y cumplir como reproductor como un jabato. Pim Pam toma Lacasitos hembrita guapa. Y de vuelta a su jaula de canto. ¿Me has entendido, no? Dicho esto, que parece sencillo y no lo es tanto, supongo que ya habrás comprendido que las sufridas hembras tendrán que criar solas y apañarse sin ayuda ninguna para sacar adelante las nidadas, éste será el planteamiento a seguir. A tal fin procede prepararlas muy bien en el proceso previo a la cría. Y tener tanto nodrizas como reproductoras de reserva. Dejarlas el máximo de enceladas y dispuestas para el apareamiento. Esto se consigue a base de una buena alimentación, rica y variada compuesta por semillas de calidad, pasta de cría siempre disponible, frutas y verduras y vitaminas. Utilizo el Nekton E y S combinados durante unos 10 días por si a alguien le sirve de ayuda. Cuando la hembra bien alimentada y convenientemente dispuesta, tenga la construcción del nido avanzada, la animalita emita un piar constante y apasionado reclamando novio habrá llegado el momento de meter el macho dentro de la jaula de cría. Aunque todo este rollo que te he soltado de la preparación de las hembras ya te lo solté en un anterior artículo por si quieres leerlo. 

Cuando entra el macho a pisar pueden suceder tres cosas:

a) La hembra acepta el macho, levanta las plumas de la cloaca y se produce la cópula en un santiamén. Es lo habitual o más frecuente. Una vez veamos que se han producido una o varias cópulas en un breve lapso de tiempo devolver el macho a su jaula y hasta el día siguiente para repetir el proceso. Recordar que a partir del tercer huevo el macho no hace falta que aparezca más por la sala de máquinas hasta la siguiente nidada.

b) La hembra no repele al macho pero pasa el rato y no se observa que copulen. Claro, uno no puede estarse toda la mañana o toda la tarde esperando hasta que a los animalitos les vaya bien aparearse. En este caso procede actuar como un buen entrenado de fútbol y cambiar de táctica. Lo que recomiendo en esta coyuntura es dejar a la parejita indecisa junta desde el atardecer hasta primera hora de la mañana. Habitualmente funciona. 

c) La hembra no acepta al macho y se lían unas peleas que dan repelús. Si la disposición negativa perdura durante varios intentos, estamos ante la peor situación y la que tiene peor solución. Normalmente habrá que cambiar de hembra o de macho, componer una pareja nueva. Algunas hembras rechazan el macho que se ha elegido para ellas y, aunque estén enceladas y pongan huevos de celo, no copulan. Hay que joderse.

 

En definitiva, el objetivo de todo este proceso es conseguir que los machos educadores-reproductores pasen el mínimo tiempo posible junto a las hembras para que puedan conservar sus propiedades canoras lo más completas posibles. Al 100% no se va a conseguir, es cierto. Pero sí en buena parte. Todo no se puede tener en esta vida. Suerte en la cría.

Francisco Aroca | Maestro de Canarios Timbrados

Visito en Valencia con Francisco Aroca. Tenía ganas de conocer al hombre que ha transformado la concepción de los canarios timbrados y que ha creado un nueva forma de interpretar y entender el timbrado español. 

Me recibe en un humilde piso situado en un barrio obrero o popular, me recuerdan la vivienda y la decoración el piso de mis fallecidos padres, me siento bien. Tiene varios cajones de canarios en el mismo comedor y su aviario está alojado en el balcón del piso. Francisco Aroca habla y habla sin parar, pregunta, escruta, escucha. Tiene un carácter inquieto, perspicaz, activo. Es de estas personas que cuando uno habla, él sabe o intuye o supone la frase siguiente de su interlocutor. Nos tratamos de Ud., está presente un elevado respeto mutuo.  

- Antonio, ¿Le gustará escuchar algún lote de canarios, verdad? 

- Desde luego. 

Sale un lote de amarillos. Mientras cantan Aroca continúa hablando. De todo, de política, del tiempo, de los jueces, de criadores, de traiciones, de la Federación,... Se detiene unos segundos, gira la cabeza hacia las jaulas, sus ojos se concentran en un ejemplar. ¿Ha escuchado usted esas aguas semiligadas? -me pregunta. Y analiza los ejemplares como si de un juez en abierto se tratara. Puntúa como si estuviera elaborando una planilla mental. ¿Sabe Ud. que Aroca nunca ha vendido un canarios con planilla? -me pregunta- Sale otro lote de blancos y suizos, flojos. Continúo escuchando atento al maestro Aroca, casi no hablo. Entra en polémicas, dimes y diretes. Su razón tendrá, aunque le dejo claro que servidor de polémica ni una, que me llevo bien con todo el mundo o, simplemente, no me llevo. Pero mal no quiero llevarme con nadie. Y menos en esta afición que somos pocos y lo mejor es llevarse bien con todo el mundo. 

Lástima no haber tenido más tiempo para conocer al maestro mejor. Dos horas dieron para poco. Eso sí, escuché ya cuando me iba - espere Ud. diez minutos Antonio, que escuchará unos ejemplares que le gustarán- un timbrado extraordinario, muy bueno. Agradecido por la visita, su tiempo y atención me despido de él y de su esposa con la sensación de haber estado en el sitio y con la persona que ha cambiado la historia del timbrado. Aroca tiene o dicen que tiene los mejores canarios timbrados. Y en parte así lo creo. Tiene o dicen que tiene, una red de  colaboradores que crían para él. De esta forma accede a un elevadísimo número de ejemplares que distribuye por todo el mundo. Los famosos timbrados de la línea Aroca. 

El timbrado transexual

Sexar los canarios timbrados como raza de canto de común resulta sencillo: los machos cantan y las hembras no. Esto puede no ser totalmente fiable, como verás más adelante. Hay hembras que cantan (he tenido algunas que cantaban casi como para llevarlas a concurso) y machos que permanecen callados. Y no son extraños los errores en el sexaje, como el que cometió mi amigo criador que me envió el timbrado de la imagen. Sin mayor problema, hasta criadores expertos pueden confundirse en el sexaje de algún ejemplar. Es difícil pero no improbable. 

Para muestra este canario, enviado como hembra y que al llegar a mi casa salió del armario 😂😂😂😂. Raymond, con su humor francés, lo ha bautizado como el transexual. Te explico la breve historia del timbrado transexual, no tiene desperdicio y es divertida. 

Me envían 6 hembras a casa, 4 para mí y 2 para Raymond. Las pongo todas juntas en una jaula de metro para que pasen la debida cuarentena separadas del resto de timbrados de mi aviario. Al cabo de unos días, pintando las paredes del aviario, escucho un canto de celo potente que viene, precisamente, de las jaulas donde están las hembras nuevas. Me giro al momento y veo lo que me parece un macho queriendo acoplar con una de las hembras. No puede ser, pienso. ¿Una hembra lesbiana? Transcurrió el día sin otra novedad aunque, al mediodía siguiente, oigo el mismo jaleo desde las jaulas de las hembras. Ahora sí, cojo la presunta "timbrada" lesbiana y enseguida le soplo las plumas de la cloaca y descubro que tiene pichilla. Macho a todos los efectos. Estas cosas pasan, no hay que darles mayor importancia cuando uno está convencido que el criador remitente actúa de buena fé. Me ha enviado dos hembras en sustitución del timbrado transexual. Aún he ganado con el cambio.