Durante mi paseo civil esta tarde por los bosques que rodean el Mas Roquet de Maçanet de Cabrenys me he visto sorprendido por un encuentro extraño e inusual. En un camino rodeado de frondosos bosques de encina se me ha cruzado apeonando un pequeño pajarillo de color parduzco. Jodo, qué raro. Detengo mi caminata y quieto, sorprendido, lo sigo con la vista. El animalito, tras cruzar el camino, se queda semi oculto bajo unas ramitas. Me sale el instinto cazador, me desprendo de la chaqueta y se la tiro encima. Capturo el pajarillo con la mano, sin salir de mi asombro. Es muy pequeño, frágil y, sobretodo, precioso. Un herrerillo capuchino que manipulo con exquisito cuidado.
Al momento se me llena la cabeza de preguntas ¿Qué le ha pasado a este pájaro? Aparentemente no estaba herido, sí como agotado y no podía volar. Tal vez recién llegado de una inmigración parcial estaba exhausto por el esfuerzo. O estaba enfermo, o llevaba días sin encontrar comida, aunque esto último es muy extraño, los bosques aquí son prolíficos en alimentos. Pienso en llevarlo a un centro de recuperación de fauna pero lo descarto. Son muchos kilómetros a recorrer, no sé cómo manipular el herrerillo capuchino, llegaría de noche,... Dejo que la naturaleza siga su curso, abro la mano y lo libero. Vuela unos metros y se introduce en el bosque. Jamás sabré si habrá podido superar su crítica situación.
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